Las
siguientes son una serie de cualidades que debería poseer alguien quien desease
ser un príncipe, al igual hechos puntuales sobre los cuales debería tener en
cuenta para actuar:
[1].
El príncipe debe tener destreza en el manejo
de armas, tanto propias como ajenas para conquistar, mantener o recuperar el
Estado.
[2].
El príncipe debe tener la virtud de seguir las
enseñanzas de los mayores, pero contextualizada a su tiempo.
[3].
El príncipe debe ser un visionario de la
modernización del Estado.
[4].
El príncipe debe tener astucia para conservar
enemigos, puesto que con ello su popularidad se verá aumentada.
[5].
El príncipe debe ser un conocedor de los
discursos para dirigirse a sus gobernados para no cometer el error de
ofenderlos.
[6].
El príncipe no debe tener vicios muy
irritantes alguno puesto que dará ejemplo y no será aborrecible.
[7].
El príncipe debe tener el poder de crear
hábitos políticos por donde fluya sus enseñanzas.
[8].
El príncipe debe tener virtud y prudencia.
[9].
El príncipe debe ser racional para dejar lo
que está bueno y cambiar lo que está mal.
[10].
El príncipe debe tener
como enemigos a quienes se opusieron a su principado.
[11].
El príncipe no puede
familiarizarse mucho con los que lo colocaron en el principado puesto que sus
intereses guiarán esa amistad.
[12].
El príncipe debe tener
la audacia de tener y conservar cooperación en los Estados gobernados y los que
están por gobernar.
[13].
El príncipe debe tener
la disposición de castigar a quien quiera rebatarle su principado o lo quiera
traicionar.
[14].
El príncipe debe ser un
audaz investigador para quitar el velo de los sospechosos de rebatarle el
Estado de las manos.
[15].
El príncipe debe
autocrítico en sus debilidades para fortificar dichos puntos débiles.
[16].
El príncipe debe
propender por mantener relaciones positivas con otros Estados, puesto que dicha
relación será útil en algún momento.
[17].
El príncipe debe tener
la capacidad de extinguir la descendencia del príncipe anterior en los
territorios conquistados para que los antiguos estatutos no converjan con el
interés de conservar el poder sobre ellos.
[18].
El príncipe debe ser
calculador en cuanto a adherir los nuevos territorios conquistados a su
principado, para ello debe evitar alterar las leyes o aumentar los impuestos.
[19].
El príncipe debe
residir en los territorios conquistados para que la adhesión a su principado
sea más seguro y durable, capaz de reprimir los posibles desórdenes con
prontitud y de defenderlos de un extranjero que desee atacar.
[20].
El príncipe debe enviar
representantes, al igual que un ejército a las colonias para que sean la llave
del nuevo Estado.
[21].
El príncipe debe
despojar todo los bienes a quienes se han opuesto a su principado y evitar
desórdenes es quienes piensan que el nuevo Estado es saqueador, del modo
contrario, permitir a conservar sus bienes a quienes no lo han hecho para
generar temor a alguna revuelta y dispersar a los despojados.
[22].
El príncipe no debe
permitir ningún tipo de ofensa contra su principado.
[23].
El príncipe debe ser un
analista en cuanto a ver las condiciones del nuevo territorio para mantener su
ejército, puesto que la escasez y la incomodidad generada puede hacer ganar
como enemigos a los pobladores.
[24].
El príncipe debe
hacerse jefe y protector de los príncipes vecinos que son menos poderosos que
él en los nuevos territorios e ingeniarse la forma para debilitar al más fuerte
de ellos para evitar posibles invasiones.
[25].
El príncipe debe evitar
que los príncipes vecinos adquieran mucha fuerza y autoridad e impugnar de
cualquier manera una posible adhesión con príncipes extranjeros.
[26].
El príncipe debe tener
la cualidad de hacerse amigos de los príncipes de los alrededores para que la
necesidad de abatirles no llegue.
[27].
El príncipe debe
percatarse de las alianzas con príncipes iguales o más poderosos que él y de su
presencia sobre sus territorios.
[28].
El príncipe debe ser un
total conocedor de su Estado.
[29].
El príncipe debe tener
súbditos humildes a su lado para que le ayuden a gobernar que se destaquen por
ser servidores solamente, puesto que su autoridad sería mayor, serían más
difíciles de corromperlos y sería reconocido por todos como el ser superior.
[30].
El príncipe debe dejar
en los territorios conquistados un tribunal de un corto número de participantes
que cuide y conserve a los fieles, para que su dominación y autoridad se vea
representada.
[31].
El príncipe debe
imponer las propias leyes de su reino principal en territorios conquistados,
puesto que si no lo hace será derrocado por ésta ya que la probabilidad de que
no obedezca es alta y su venganza alta.
[32].
El príncipe no debe
imitar a sus predecesores, debe elegir únicamente a algunos varones insignes
que se destacaron sobre los demás, a fin de que si no consigue igualarlos,
tenga sus acciones a lo menos alguna
semejanza con las suyas.
[33].
El príncipe debe ser un
“ser” con mucho valor y no con mucha
fortuna, debe ser sabio para que provea de felicidad y prosperidad a sus
Estados.
[34].
El príncipe debe ser un
conocedor de leyes para que los nuevos estatutos que se impongan tengan
consistencia y no dependa de otros factores, que en vez de tener la necesidad
de rogar, pueda precisar.
[35].
El príncipe debe tener
ingenio y superior talento, puesto que puede reinar ya que puede contar con la
fidelidad y apego de las tropas.
[36].
El príncipe debe antes
de serlo, preparar los fundamentos de su soberanía.
[37].
El príncipe debe tener
sus propias armas, no depender de armas ajenas puesto que éste hecho incurriría
a la traición.
[38].
El príncipe debe tener
bajo su mando personas con excelentes cualidades para mantener el control del
Estado, aunque hay que prever que éste no tome demasiado poder.
[39].
El príncipe debe
asegurarse de sus amigos y buscar nuevos amigos.
[40].
El príncipe debe
triunfar por la fuerza o por el fraude.
[41].
El príncipe debe
hacerse amar y temer por los pueblos.
[42].
El príncipe debe ser
severo y agradable.
[43].
El príncipe debe ser
magnánimo y liberal.
[44].
El príncipe debe
conservar la amistad de los reyes y príncipes, de forma que tengan que servirle
con buena gracia o no ofenderlos que con miramientos.
[45].
El príncipe debe hacer
buen o mal uso de la crueldad para proveer seguridad y tranquilizar a sus
gobernados.
[46].
El príncipe debe
contener grados altos de astucia: “astucia afortunada”.
[47].
El príncipe debe
mantener feliz al pueblo puesto que éste a través del uso de tropas le puede
ayudar a expandir su reinado, además, puede contar con que ellos no lo
traicionaran ni lo abandonaran.
[48].
El príncipe debe
mantener felices en cierto grado a los magnates para que no lo abandonen, lo
ataquen o lo destruyan; ellos conservan en sus manos mucho poder.
[49].
El príncipe debe ser
honrado y amado.
[50].
El príncipe debe
conservar a los magnates que le dan buenos consejos porque le honran en la
prosperidad.
[51].
El príncipe debe mirar
como enemigos a aquellos magnates que piensan solo en sí mismo porque en la
adversidad le ayudaran a caer.
[52].
El príncipe debe
conciliarse con el pueblo para no carecer de recursos ante la adversidad.
[53].
El príncipe debe tener
muchos hombres y dinero para conformar un ejército capaz de retener cualquier
ataque.
[54].
El príncipe debe estar
dispuesto a pedir ayuda ajena si se ve obligado a encerrarse.
[55].
El príncipe debe
fortificar tanto su residencia como el resto del país.
[56].
El príncipe debe ser
poderoso y valiente ya que podrá superar
las dificultades y hace creer a los gobernados que el mal no durará mucho
tiempo en caso de que se les aparezca.
[57].
El príncipe debe ser un
líder innato, alguien que suba los ánimos y busque solucionar los problemas.
[58].
El príncipe debe
procurar que los cimientos de su poder
sean buenos, de lo contrario, se
arruinará.
[59].
El príncipe debe ir
siempre al frente de su tropa, la cual debe propender por ser propia.
[60].
El príncipe no debe
hacer mucho uso de las tropas mercenarias puesto que las conquistas son lentas,
tardías, débiles, y las pérdidas son repentinas e inmensas.
[61].
El príncipe debe ser
experto en el arte de la guerra y en el ejercicio de las armas
[62].
El príncipe no debe
confiarse de sus armas en tiempo de paz, al contrario, es el momento en el que
más son útiles.
[63].
El príncipe debe estar
rodeado de personas con habilidades y cualidades únicas y de ese modo tiene la
posibilidad de adquirir nuevos conocimientos y destrezas.
[64].
El príncipe no debe
poseer ninguna actitud avara.

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