Una discusión metodológica entre el cuantitativismo y el cualitativismo en la Ciencia Política
Por: MIGUEL ÁNGEL MÁRTÍNEZ
Estudiante de Ciencia Política
Universidad del Cauca
En el campo de la ciencia política como
disciplina siempre se ha discutido acerca de la cientificidad que permiten
ciertos métodos de investigación y por tal motivo la no tenencia en cuenta de
otros modelos metodológicos que han surgido y que le dan más sentido a
diferentes aspectos en la labor investigativa ya sea porque amplía la
compresión de actores o por la disponibilidad que se permite a través de los
datos una representación un poco más cercana a la realidad y más si la labor
politológica va en pro de crear unas teorías que expliquen el comportamiento de
un fenómeno político, a pesar de que se tenga conocimiento de que no son del
todo infalibles. Por lo anterior, el siguiente apartado va encaminado a
argumentar qué método de investigación es más pertinente a la hora de
investigar un fenómeno político, si tal
vez puede existir un nicho de
complementariedad metodológica o si tal vez pensar en un estudio de la política
con metodología cuantitativa y cualitativa conjuntamente, es naturalmente
indisoluble y por lo tanto se tienen que trabajar desde perspectivas diferentes
sin dejar espacio a una posible cooperación entre ellas. No es intención del
siguiente artículo el adentrarse en la larga discusión tendida en la ciencia
política acerca de la aceptación o no de un solo paradigma, sin embargo, hay
que tener en cuenta todos los avances que ha tenido metodológicamente hablando
a lo largo de los periodos históricos de desarrollo de la disciplina y los
grandes aportes dejados por las diferentes categorías metodológicas (Mertz,
1984). Es muy útil el poder dar un sin número de herramientas metodológicas que
le permitan al politólogo profundizar sobre lo que está investigando y no sólo
encasillarse en las discusiones pro conductista o pro no conductista, pro análisis
filosóficos o pro análisis normativos, etc. -sin negar la gran importancia que
tuvo en su tiempo-, sino que se deben ampliar más a favor de construir una
ciencia política más ajustada a la realidad, sin olvidar que existe una
pretensión de deber ser.
Orígenes y aportes de las discusiones
metodológicas
Antes
de abordar la discusión entre el cuantitativismo y el cualitativismo sobre cuál
es el método que debe guiar los estudios politológicos de los fenómenos
políticos, es necesario exponer el origen de las diferentes discusiones
metodológicas ya que se daría claridad en cuanto por qué se discute sobre éste
tema y además permite destacar diferentes herramientas metódicas que a favor
del científico social han quedado, entonces es pertinente nombrarlas debido que
la esencia misma de la disciplina se halla en el desarrollo histórico que ha
tenido.
Está
claro que en la necesidad de generar un conocimiento más científico de los
fenómenos políticos y su respectivo método para la reflexión de estos es de
donde nace y fue lo que impulsó la
discusión acerca de qué metodología se debería usar en la ciencia política,
puesto que anterior a ello era muy escaso un interés de ese tipo, lo que en
pocas palabras sería entendida como una concepción
artesanal sobre el método (Harto de Vera, 2006); el punto de quiebre viene
con el cambio del pensamiento, pasando de una de mera interpretación de la realidad a una sobre la justificación de esa realidad. Ese tránsito no fue un resultado
salido de la suerte sino que se vino construyendo a medida de que las
categorías metodológicas variaran en los diferentes momentos históricos,
partiendo del interés por la naturaleza y en la que tocaba atravesar la
apariencia que se percibía para hallar la verdad.
Contrario a la concepción artesanal, en el análisis político filosófico
o Teoría Política Normativa se echa mano del instrumento de la observación con
el fin de generar unas explicaciones de tipo deductivas, pero que estaban
cargadas de juicios de valor y eso se puede observar en los trabajos de Platón
sobre su planteamiento de la justicia en La República o en el Leviatán de
Hobbes, en donde se indicaban unas ciertas obligaciones políticas que se
deberían deducir de la naturaleza humana; en la visión clásica de la política está
encerrada en el deber ser de la
política y por lo tanto fuertemente criticado por no ser científico. (Mertz, 1984).
La larga pelea que ha realizado la filosofía
política como un método para el análisis de los fenómenos políticos no se puede
ocultar bajo la sombra de la basura de las cosas que se arrojan al basurero por
no poseer la cientificidad que en su aplicación en investigaciones se desea,
además –contrario a lo planteado por Bobbio, un modelo explicativo tampoco
aborda a lo ancho y a lo hondo en el contenido de las investigaciones llevadas
a cabo por los politólogos. También es importante destacar que partiendo del
significado (enfoque) de la filosofía política como los problemas
epistemológicos, la ciencia política nació como disciplina como consecuencia de
la profundización del análisis del lenguaje y lo que fortaleció los diferentes
análisis metodológicos, puesto que en éste enfoque se desarrolla una filosofía
analítica (Bobbio, 1996).
El análisis institucional reemplaza a
filosofía política y bajo su manto guarda su propio método: el análisis de
documentos que constituían una institución legalmente, que ofrecía un conocimiento
más preciso que generaban investigaciones descriptivas de las instituciones y
de los procesos reales que se llevaban a cabo dentro de ellas (Bobbio, 1996).
Con el conductivismo se abandona toda
cuestión de azar, el hombre ya entra a controlar la naturaleza a través de los
criterios empíricos que no hubiese sido posible si la revolución behaviorista
no se hubiera llevado a cabo. La revolución behaviorista trajo consigo un nuevo
diseño sobre el método y a la par, sobre las técnicas de investigación, los
cuales tomaron connotaciones más rigurosas con un alto nivel de sofisticación
ya que eran inspirados en los métodos de las ciencias naturales, sin embargo,
un abuso en su preocupación por establecer una metodología única para la
ciencia política provocó que se generara un fetichismo
del método, puesto que lo relevaron del aspecto medio que poseía y se convirtió en un fin, es decir, se contrapone al hecho de que lo ideal es que el
método sea el medio por el cual se obtiene un fin o un conocimiento (Harto de
Vera, 2007). El conductivismo hace gran énfasis en la observación directa y por
el deseo de lograr un mayor margen de explicación y predicción de los fenómenos, se le dio
mayor importancia a las variables cuantificables y por tal razón las técnicas
cuantitativas sufrieron un severo refinamiento con el fin de buscar una teoría
empírica general que sirviera de paradigma para la disciplina. El objetivo
final era lograr una observación, una descripción y una medición de las
diferentes regularidades que se haya en el comportamiento humano tanto del
individuo como de los grupos. Las pretensiones del conductivismo se quedaron cortas
ante la realidad puesto que sus teorías empíricas eran abstractas en primer
plano, además se generó una falta de conexión de éstas con las investigaciones
con base observacional en las cuales no se hizo posible la derivación de hipótesis
directamente verificables, también a éstas dificultades se le debe añadir el
hecho del hiperfactualismo que se provocó por la acumulación no sistemática de
los datos obtenidos con gran rigor metodológico, puesto que le genera muy poco
al conocimiento de la ciencia política (Mertz, 1984), es decir, se generaba un
conocimiento preciso pero irrelevante
Las nuevas ideas traídas por el conductivismo generaron muchos cambios
en la disciplina puesto que se generó una redefinición de los límites de ésta,
de sus objetivos, sus métodos y sus técnicas de investigación. (Mertz, 1984).
Partiendo de las dificultades del
conductivismo nace el post-conductivismo, el cual le dio más énfasis a la
relevancia, es decir, afirma que es mucho más importante ser relevante que
metodológicamente sofisticado (Mertz, 1984), debido a que la ciencia política
no puede por ningún caso separarse de la realidad y principalmente a la
necesidad de ofrecer soluciones a todos los problemas que diariamente están
exigiendo una solución. El post-conductivismo hace una recolección de los
diferentes enfoques metodológicos de los diferentes periodos anteriores a él,
ya que no todo en ellos eran deficientes y al hacer un uso más adecuado
permitía un mayor grado de cientificidad de la política, por tal motivo destacó
que eran muy importante tener en cuenta aspectos como la asignación de valores
que se daba en la teoría política normativa; por el mismo camino, el análisis
institucional ofrece gran utilidad cuando se trata de determinar el grado de
influencia de las estructuras institucionales en los resultados institucionales.
Respecto a la cuantificación, estos son los más indicados a la hora de
investigar sobre opinión pública o votaciones (Mertz. 1984)
En
ese proceso de transformación e instauración hegemónica de un método
positivista influenciado por el modelo metodológico y científico de las
ciencias puras, también nacieron nuevas propuestas y corrientes que se oponían
a dichos postulados y por lo tanto el debate se halló en entre los objetivos
que debería tener una investigación que concierne a los fenómenos políticos,
aquí se enfrentan el fin explicativo que
se proponía desde el conductismo y el fin comprensivo que se sugería desde las
corrientes no positivistas. De éste enfrentamiento se definen dos caminos a
tomar y que están al alcance del politólogo: el primero es el uso de métodos
cuantitativos para lograr la explicación en términos causales los fenómenos
político y el segundo responde al uso de métodos cualitativos cuyo fin podría
ser utilizado para la obtención de una mayor comprensión de la realidad en
términos de la captación del significado de dichos fenómenos. (Harto de Vera,
2007).
Cuantitativismo vs. Cualitativismo: el camino
a tomar
A mi parecer, la discusión sobre cuál de los
métodos decidir a la hora de realizar una análisis de un fenómeno político no
debe centrarse en decidir y escoger uno y tomar la ruta investigativa sino que
hay que deliberar acerca de lo que promete cada método y cuestionarnos acerca
de los posibles efectos que surgirían si se trabaja cada uno por su lado o se
trabaja en conjunto, pues ese es el objetivo principal de éste artículo.
Para empezar, antes de entrar en el plano
metodológico hay que tener conocimiento sobre la objetividad y la subjetividad
de las dimensiones de la realidad social, pues si se busca cientificidad se
deben tener en cuenta ya que “el comportamiento social explícito está cargado
de valoraciones implícitas que lo condicionan y lo hacen posible” (Bonilla,
1997), para ello es necesario entender los dos aspectos objetivos que posee la
realidad social: las instituciones y
el lenguaje, la primera se refiere a
las pautas de comportamiento que son transmitidas mediante la socialización y
la segunda al canal de la vida social en el proceso de conocimiento de los
fenómenos que son reales y que poseen características específicas.
Conocer
la realidad social es importante porque desde éste punto se van a plantear
diversas preguntas para establecer otras formas de conocimiento más
científicas, además, al tener en cuenta todos los niveles de conocimiento
(incipiente, rudimentario, explícito y universos simbólicos), tenemos una base
para hacer crecer un espíritu indagador que hace que el investigador se
interese más en el problema de investigación porque se encuentra inmerso en una
realidad que conoce y por lo tanto se involucra más y toma una actitud frente a
lo que está indagando porque asume que lo que él conoce es tentativo debido a
que tiene en cuenta que el conocimiento es cambiante y progresivo, además no
requiere sólo del conocimiento; como efecto, se genera algo parecido a una
retroalimentación de indagaciones que se pierde cuando se asume una actitud
pasiva frente a éste (Beyer, 1974). Teniendo una hipótesis obtenida a través de
un proceso indagatorio, en donde se recopilaron datos a través de fuentes
confiables y viables, es más posible que la investigación se ajuste a una
realidad social que sin más, es un producto social y por lo tanto se propone
aplicar unas reglas metodológicas sistematizadas para comprender dicha realidad,
pues sirven como un punto de referencia
para el análisis del comportamiento y del orden social, puesto que si
resulta ser cierto la hipótesis inicial que se planteó, se podrá realizar
generalizaciones.
La
ciencia política contemporánea es mucho más sólida desde el punto de vista
metodológico, entonces depende ya es del investigador o del problema político
el determinar qué método de investigación usar para llevar a cabo su trabajo
investigativo (Mertz, 1984), en efecto, si se quiere llegar a conocer la
realidad social fáctica el más pertinente es el método cuantitativo, pero si lo
que se desea conocer es el significado social el más correcto es el
cualitativo; lo anterior no quiere decir que se escoge una y se desconoce la
importancia de la otra, al contrario, la compresión de la realidad objetiva no
se puede desligar de la dimensión subjetiva, que es contrario a lo que
tradicionalmente el conocimiento científico ha hecho, por ello, como afirma Bonilla
(1997): “la cuantificación estricta y el uso de estrategias elaboradas y
complejas pueden provocar que se sacrifique la capacidad analítica en aras de satisfacer
los presupuestos de las técnicas estadísticas para organizar y relacionar los
datos”, es decir, sin una debida interpretación de la información y sin una
reflexión conceptual de la realidad, la investigación científica pierde el
sentido; como se decía en la primera parte de éste artículo, no se puede
sacrificar la relevancia a costas de una metodología estricta. (p. 33)
Un
aspecto importante para tener en cuenta al decidir si tomar el cuantitativismo
o el cualitativismo como una vía metódica investigativa, es el manejo de los
conceptos como referentes conceptuales, puesto que estos moldean las
percepciones que se tienen de la realidad social y por lo tanto influyen a la
hora de formular una pregunta y las respuestas que se le da a sus problemas,
por eso, la construcción de ese cuerpo teórico
empieza porno desprestigiar las definiciones ya que estas no sólo
señalan el significado, sino que evita una mala interpretación, además de que
también son considerados como contenedores de datos y son los que le ponen
límite al estudio de lo político (Sartori, 2004)
Los
conceptos son los que orientan y delimitan el camino que tome una investigación,
los métodos elegidos, las decisiones metodológicas y las técnicas para la
recolección de la información se derivan de estos sistemas conceptuales, es
decir, sirven de referencia a los investigadores para definir y abordar el
problema abordado. (Bonilla, 1997). La formulación conceptual de la realidad
social permite tener un punto de partida para el método cualitativo y
cuantitativo porque para el cuantitativismo puede ser un punto de partida y
para el cualitativismo puede ser el punto de llegada; en tal caso, los
conceptos en el método cuantitativo se devienen en variables clasificatorias,
identificables de manera influyente y susceptibles de medición que sigue un
proceso (VER FIGURA 1). Antes de
realizar una confrontación de empírica de la pregunta, se deben desarrollar un
grupo de conjeturas.
![]() |
| Figura 1 Proceso de definición de variables de investigación. Gráfica elaborada por el autor. Fuente: Bonilla, Elsy (año). Más allá del dilema de los método |
Al
desarrollar una investigación desde una perspectiva meramente cuantitativa se
debe tener en cuenta que la medición por
más exacta que sea no provee una información completa y detallada de todas las
cualidades de la realidad social o el fenómeno político que se está
investigando; lo que si puede proveer los datos cuantitativos son aspectos como
la validez y la confiabilidad.
Al
desarrollar una investigación teniendo como base un método cualitativo, como se
dijo anteriormente, los conceptos no son el punto de partido, éste es el del
método cuantitativo, sino que es el punto de llegada, puesto que aquí se
enfatiza en el estudio del contexto para obtener mejores descripciones que
permiten explicar de mejor manera aquella realidad subjetiva que subyace a la
acción. (Bonilla, 1997).
Si
tomamos las afirmaciones de Sartori, él como defensor del método cuantitativo y
comparativo, después de ver el rumbo que tomó la disciplina por el abuso del
método que defendía como empírico, comparativo, altamente especializado y
formalizado; propone que la ciencia política debe correlacionarse con otras
áreas del conocimiento debido que por andas atrás de una herramienta metódica
estricta dejó de lado la parte teórica, lo que originó una gran vació en el
estudio de la política (Sartori, 2004). Sartori hace ver que un fortalecimiento
de tipo metodológico en la ciencia política ayudaría a hacer un mejor uso y
aprovechamiento de la lógica, a mejorar el lenguaje en las investigaciones
sobre la política y a retomar el método proveniente de la filosofía que se
había abandonado.
Por su parte, Cansino afirma que la ciencia
política debe tener en cuenta a la filosofía política puesto que sucumbió ante
ella en el momento en que la disciplina se empodera con rigor los métodos
cuantitativos y lógico-deductivos, se alejó del pensamiento y la reflexión –Se
llenó de datos, pero sin ideas, ni sustancias y atrapada en saberes inútiles, dándole
la espalda a la experiencia política.
Obtener
una buena teoría depende de la recopilación de buenos datos que necesitan de
una reflexión teórica para que pueda sostenerse a lo largo del tiempo, sin
embargo, se debe dejar indicado qué es lo que se debe medir puesto que si no se
hace perdería relevancia y no aportaría nada. (Cansino, 2007).
La
obtención del método cuantitativo se debe gracias a al desarrollo de la
corriente positivista que sirve, como se dijo anteriormente, para explicar los fenómenos políticos en términos
causales y de los cuales se desprenden otros métodos; al contrario, el
método cualitativo surgió de la sombra del desarrollo positivista puesto que
éste se había instaurado en todo el campo de la disciplina. Las corrientes no
positivistas desarrollaron los diversos métodos cualitativos con el fin de comprender la realidad de los fenómenos
políticos en términos de la captación de su significado.
Como ya se había dicho anteriormente, el
método cuantitativo tiene su origen el desarrollo del positivismo, se
caracteriza por basarse en una observación sistemática de una parte de la
realidad social, intenta inferir descripciones y explicaciones válidas más allá
de lo observado, es un método incierto y provisional y es público y
transmisible (Harto de Vera, 2006). Aquí la formulación de una hipótesis un
punto central en la explicación y predicción de fenómenos, ya que pone en
relación aquello que se quiere explicar con los factores que supuestamente
provocan un efecto de causalidad que conllevan a un evento de multicausalidad,
es decir, son la conexión de variables dependientes con las variables
independientes. Con éste método se debe delimitar cada uno de los factores que
intervienen en esa matriz de causalidad para conocer qué tanta responsabilidad
tienen sobre ella y de éste modo poder dar una explicación rigurosa de los
fenómenos.
El método cualitativo, busca diferir de la
percepción positivista de una inexistencia de una realidad externa y solamente
una social construida, por ello, su objetivo no es sólo dar predicciones sobre
el comportamiento de los actores, sino capturar la singularidad de las
experiencias humanas, en éste camino, la investigación cualitativa pretende
seguir tres dimensiones: el significado, que se refiere a explorar las
experiencias subjetivas de las personas los significados que éstas les da; el
proceso, se refiere a comprender la lógica de la argumentación del actor, así
como los pensamientos asociativos que provocaron tal conclusión; el contexto,
que es situar las actitudes y conductas del actor en el contexto en el que se
desenvuelve. Éste tipo de métodos han sido usados en la ciencia política en
diferentes dimensiones, especialmente a un nivel micro político (grupos de
presión, cuadros de partidos políticos, parlamentarios, candidatos, política
local, política urbana e ideologías); a nivel macro político su uso ha sido
escaso. (Harto de Vera, 2006).
Conclusiones
Como
una conclusión general se puede inferir que la ciencia política cuentan con
muchas herramientas metodológicas de las cuales puede agarrar con el fin de
profundizar más en el estudio de los fenómenos políticos y ya es decisión del
investigador el elegir no sólo el de su preferencia sino que responda al
interés del problema político puesto que la idea es no seguir generando un
conocimiento vacío. En mi percepción, estoy convencido de que una
complementariedad metodológica del cualitativismo y el cuantitativismo sería
muy positiva ya que uno entra a comprender la realidad en términos de la
captación del significado y el otro a explicar la causalidad de los factores,
uno provee una sistematización de datos y el otro puede ofrecer mejores
reflexiones teóricas. Trabajar los dos métodos por separado también es muy
posible, sin embargo, esto no puede caer del todo en un hiperfactualismo de los
datos y tampoco una reflexión de juicios valorativos. Por ello, el método que
se elija debe ser usado de manera consciente y rigurosa con plena transparencia
de los procedimientos y que con ayuda de la limpieza conceptual, el rigor
definicional y la formulación de las hipótesis y las clasificaciones le
permiten a la Ciencia Política lograr dicha cientificidad.
El politólogo como investigador social no
puede desechar a la basura todos aquellos métodos originados desde diferentes
corrientes de la ciencia política, pues si son usados de la manera correcta
pueden dar mejores respuestas a los problemas de investigación que se esté
planteando.
Referencias
Beyer, B. (1974). Una nueva estrategia para
la enseñanza de las ciencias sociales. La naturaleza de la indagación. Buenos
Aires: Editorial Paidós.
Bobbio, N. (1996). El filósofo y la política,
Antología. México: Fondo de Cultura Económica. 55-71
Bonilla, E. (1997). Más allá del dilema de
los métodos. Santafé de Bogotá: Grupo Editorial Norma.
Cansino, C. (2007). Adiós a la ciencia
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Harto de Vera, F. (2006). Ciencia política y
teoría política contemporánea: una relación problemática. Madrid: Trotta.
Mertz, Oscar (1984). Epistemología y la
ciencia política. Revista de Ciencia
Política. Volumen 6(2).
Sartori, G. (2004). Hacia dónde va la ciencia
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Bibliografía
Astorga, J., E. (2010). Los teóricos de la
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Venezolana de Ciencia Política, volumen No. 38, 75-96.
Nohlen, D. (2013). Ciencia política comparada,
el enfoque histórico-empírico. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.
Orozco, J., L. (1978). La pequeña ciencia:
una crítica a la ciencia política norteamericana. México: FCE.
Sartori, G. (1986). La política, método,
ciencia y filosofía. México: FCE.


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