lunes, 30 de octubre de 2017

¿Qué método de investigación debería usarse en el estudio de los fenómenos políticos?:

Una discusión metodológica entre el cuantitativismo y el cualitativismo en la Ciencia Política

Por: MIGUEL ÁNGEL MÁRTÍNEZ

Estudiante de Ciencia Política
Universidad del Cauca


En el campo de la ciencia política como disciplina siempre se ha discutido acerca de la cientificidad que permiten ciertos métodos de investigación y por tal motivo la no tenencia en cuenta de otros modelos metodológicos que han surgido y que le dan más sentido a diferentes aspectos en la labor investigativa ya sea porque amplía la compresión de actores o por la disponibilidad que se permite a través de los datos una representación un poco más cercana a la realidad y más si la labor politológica va en pro de crear unas teorías que expliquen el comportamiento de un fenómeno político, a pesar de que se tenga conocimiento de que no son del todo infalibles. Por lo anterior, el siguiente apartado va encaminado a argumentar qué método de investigación es más pertinente a la hora de investigar un fenómeno político,  si tal vez  puede existir un nicho de complementariedad metodológica o si tal vez pensar en un estudio de la política con metodología cuantitativa y cualitativa conjuntamente, es naturalmente indisoluble y por lo tanto se tienen que trabajar desde perspectivas diferentes sin dejar espacio a una posible cooperación entre ellas. No es intención del siguiente artículo el adentrarse en la larga discusión tendida en la ciencia política acerca de la aceptación o no de un solo paradigma, sin embargo, hay que tener en cuenta todos los avances que ha tenido metodológicamente hablando a lo largo de los periodos históricos de desarrollo de la disciplina y los grandes aportes dejados por las diferentes categorías metodológicas (Mertz, 1984). Es muy útil el poder dar un sin número de herramientas metodológicas que le permitan al politólogo profundizar sobre lo que está investigando y no sólo encasillarse en las discusiones pro conductista o pro no conductista, pro análisis filosóficos o pro análisis normativos, etc. -sin negar la gran importancia que tuvo en su tiempo-, sino que se deben ampliar más a favor de construir una ciencia política más ajustada a la realidad, sin olvidar que existe una pretensión de deber ser.

Orígenes y aportes de las discusiones metodológicas
   
     Antes de abordar la discusión entre el cuantitativismo y el cualitativismo sobre cuál es el método que debe guiar los estudios politológicos de los fenómenos políticos, es necesario exponer el origen de las diferentes discusiones metodológicas ya que se daría claridad en cuanto por qué se discute sobre éste tema y además permite destacar diferentes herramientas metódicas que a favor del científico social han quedado, entonces es pertinente nombrarlas debido que la esencia misma de la disciplina se halla en el desarrollo histórico que ha tenido.
     Está claro que en la necesidad de generar un conocimiento más científico de los fenómenos políticos y su respectivo método para la reflexión de estos es de donde nace  y fue lo que impulsó la discusión acerca de qué metodología se debería usar en la ciencia política, puesto que anterior a ello era muy escaso un interés de ese tipo, lo que en pocas palabras sería entendida como una concepción artesanal sobre el método (Harto de Vera, 2006); el punto de quiebre viene con el cambio del pensamiento, pasando de una de mera interpretación de la realidad a una sobre la justificación de esa realidad. Ese tránsito no fue un resultado salido de la suerte sino que se vino construyendo a medida de que las categorías metodológicas variaran en los diferentes momentos históricos, partiendo del interés por la naturaleza y en la que tocaba atravesar la apariencia que se percibía para hallar la verdad.
     Contrario a la concepción artesanal, en el análisis político filosófico o Teoría Política Normativa se echa mano del instrumento de la observación con el fin de generar unas explicaciones de tipo deductivas, pero que estaban cargadas de juicios de valor y eso se puede observar en los trabajos de Platón sobre su planteamiento de la justicia en La República o en el Leviatán de Hobbes, en donde se indicaban unas ciertas obligaciones políticas que se deberían deducir de la naturaleza humana; en la visión clásica de la política está encerrada en el deber ser de la política y por lo tanto fuertemente criticado por no ser científico. (Mertz, 1984).
La larga pelea que ha realizado la filosofía política como un método para el análisis de los fenómenos políticos no se puede ocultar bajo la sombra de la basura de las cosas que se arrojan al basurero por no poseer la cientificidad que en su aplicación en investigaciones se desea, además –contrario a lo planteado por Bobbio, un modelo explicativo tampoco aborda a lo ancho y a lo hondo en el contenido de las investigaciones llevadas a cabo por los politólogos. También es importante destacar que partiendo del significado (enfoque) de la filosofía política como los problemas epistemológicos, la ciencia política nació como disciplina como consecuencia de la profundización del análisis del lenguaje y lo que fortaleció los diferentes análisis metodológicos, puesto que en éste enfoque se desarrolla una filosofía analítica (Bobbio, 1996).

El análisis institucional reemplaza a filosofía política y bajo su manto guarda su propio método: el análisis de documentos que constituían una institución legalmente, que ofrecía un conocimiento más preciso que generaban investigaciones descriptivas de las instituciones y de los procesos reales que se llevaban a cabo dentro de ellas (Bobbio, 1996).

Con el conductivismo se abandona toda cuestión de azar, el hombre ya entra a controlar la naturaleza a través de los criterios empíricos que no hubiese sido posible si la revolución behaviorista no se hubiera llevado a cabo. La revolución behaviorista trajo consigo un nuevo diseño sobre el método y a la par, sobre las técnicas de investigación, los cuales tomaron connotaciones más rigurosas con un alto nivel de sofisticación ya que eran inspirados en los métodos de las ciencias naturales, sin embargo, un abuso en su preocupación por establecer una metodología única para la ciencia política provocó que se generara un fetichismo del método, puesto que lo relevaron del aspecto medio que poseía y se convirtió en un fin, es decir, se contrapone al hecho de que lo ideal es que el método sea el medio por el cual se obtiene un fin o un conocimiento (Harto de Vera, 2007). El conductivismo hace gran énfasis en la observación directa y por el deseo de lograr un mayor margen de explicación  y predicción de los fenómenos, se le dio mayor importancia a las variables cuantificables y por tal razón las técnicas cuantitativas sufrieron un severo refinamiento con el fin de buscar una teoría empírica general que sirviera de paradigma para la disciplina. El objetivo final era lograr una observación, una descripción y una medición de las diferentes regularidades que se haya en el comportamiento humano tanto del individuo como de los grupos. Las pretensiones del conductivismo se quedaron cortas ante la realidad puesto que sus teorías empíricas eran abstractas en primer plano, además se generó una falta de conexión de éstas con las investigaciones con base observacional en las cuales no se hizo posible la derivación de hipótesis directamente verificables, también a éstas dificultades se le debe añadir el hecho del hiperfactualismo que se provocó por la acumulación no sistemática de los datos obtenidos con gran rigor metodológico, puesto que le genera muy poco al conocimiento de la ciencia política (Mertz, 1984), es decir, se generaba un conocimiento preciso pero irrelevante
     Las nuevas ideas traídas por el conductivismo generaron muchos cambios en la disciplina puesto que se generó una redefinición de los límites de ésta, de sus objetivos, sus métodos y sus técnicas de investigación. (Mertz, 1984).

Partiendo de las dificultades del conductivismo nace el post-conductivismo, el cual le dio más énfasis a la relevancia, es decir, afirma que es mucho más importante ser relevante que metodológicamente sofisticado (Mertz, 1984), debido a que la ciencia política no puede por ningún caso separarse de la realidad y principalmente a la necesidad de ofrecer soluciones a todos los problemas que diariamente están exigiendo una solución. El post-conductivismo hace una recolección de los diferentes enfoques metodológicos de los diferentes periodos anteriores a él, ya que no todo en ellos eran deficientes y al hacer un uso más adecuado permitía un mayor grado de cientificidad de la política, por tal motivo destacó que eran muy importante tener en cuenta aspectos como la asignación de valores que se daba en la teoría política normativa; por el mismo camino, el análisis institucional ofrece gran utilidad cuando se trata de determinar el grado de influencia de las estructuras institucionales en los resultados institucionales. Respecto a la cuantificación, estos son los más indicados a la hora de investigar sobre opinión pública o votaciones (Mertz. 1984)

     En ese proceso de transformación e instauración hegemónica de un método positivista influenciado por el modelo metodológico y científico de las ciencias puras, también nacieron nuevas propuestas y corrientes que se oponían a dichos postulados y por lo tanto el debate se halló en entre los objetivos que debería tener una investigación que concierne a los fenómenos políticos, aquí se enfrentan  el fin explicativo que se proponía desde el conductismo y el fin comprensivo que se sugería desde las corrientes no positivistas. De éste enfrentamiento se definen dos caminos a tomar y que están al alcance del politólogo: el primero es el uso de métodos cuantitativos para lograr la explicación en términos causales los fenómenos político y el segundo responde al uso de métodos cualitativos cuyo fin podría ser utilizado para la obtención de una mayor comprensión de la realidad en términos de la captación del significado de dichos fenómenos. (Harto de Vera, 2007).

Cuantitativismo vs. Cualitativismo: el camino a tomar
A mi parecer, la discusión sobre cuál de los métodos decidir a la hora de realizar una análisis de un fenómeno político no debe centrarse en decidir y escoger uno y tomar la ruta investigativa sino que hay que deliberar acerca de lo que promete cada método y cuestionarnos acerca de los posibles efectos que surgirían si se trabaja cada uno por su lado o se trabaja en conjunto, pues ese es el objetivo principal de éste artículo.
Para empezar, antes de entrar en el plano metodológico hay que tener conocimiento sobre la objetividad y la subjetividad de las dimensiones de la realidad social, pues si se busca cientificidad se deben tener en cuenta ya que “el comportamiento social explícito está cargado de valoraciones implícitas que lo condicionan y lo hacen posible” (Bonilla, 1997), para ello es necesario entender los dos aspectos objetivos que posee la realidad social: las instituciones y el lenguaje, la primera se refiere a las pautas de comportamiento que son transmitidas mediante la socialización y la segunda al canal de la vida social en el proceso de conocimiento de los fenómenos que son reales y que poseen características específicas.
     Conocer la realidad social es importante porque desde éste punto se van a plantear diversas preguntas para establecer otras formas de conocimiento más científicas, además, al tener en cuenta todos los niveles de conocimiento (incipiente, rudimentario, explícito y universos simbólicos), tenemos una base para hacer crecer un espíritu indagador que hace que el investigador se interese más en el problema de investigación porque se encuentra inmerso en una realidad que conoce y por lo tanto se involucra más y toma una actitud frente a lo que está indagando porque asume que lo que él conoce es tentativo debido a que tiene en cuenta que el conocimiento es cambiante y progresivo, además no requiere sólo del conocimiento; como efecto, se genera algo parecido a una retroalimentación de indagaciones que se pierde cuando se asume una actitud pasiva frente a éste (Beyer, 1974). Teniendo una hipótesis obtenida a través de un proceso indagatorio, en donde se recopilaron datos a través de fuentes confiables y viables, es más posible que la investigación se ajuste a una realidad social que sin más, es un producto social y por lo tanto se propone aplicar unas reglas metodológicas sistematizadas para comprender dicha realidad, pues sirven como un punto de referencia  para el análisis del comportamiento y del orden social, puesto que si resulta ser cierto la hipótesis inicial que se planteó, se podrá realizar generalizaciones.
     La ciencia política contemporánea es mucho más sólida desde el punto de vista metodológico, entonces depende ya es del investigador o del problema político el determinar qué método de investigación usar para llevar a cabo su trabajo investigativo (Mertz, 1984), en efecto, si se quiere llegar a conocer la realidad social fáctica el más pertinente es el método cuantitativo, pero si lo que se desea conocer es el significado social el más correcto es el cualitativo; lo anterior no quiere decir que se escoge una y se desconoce la importancia de la otra, al contrario, la compresión de la realidad objetiva no se puede desligar de la dimensión subjetiva, que es contrario a lo que tradicionalmente el conocimiento científico ha hecho, por ello, como afirma Bonilla (1997): “la cuantificación estricta y el uso de estrategias elaboradas y complejas pueden provocar que se sacrifique la capacidad analítica en aras de satisfacer los presupuestos de las técnicas estadísticas para organizar y relacionar los datos”, es decir, sin una debida interpretación de la información y sin una reflexión conceptual de la realidad, la investigación científica pierde el sentido; como se decía en la primera parte de éste artículo, no se puede sacrificar la relevancia a costas de una metodología estricta. (p. 33)

     Un aspecto importante para tener en cuenta al decidir si tomar el cuantitativismo o el cualitativismo como una vía metódica investigativa, es el manejo de los conceptos como referentes conceptuales, puesto que estos moldean las percepciones que se tienen de la realidad social y por lo tanto influyen a la hora de formular una pregunta y las respuestas que se le da a sus problemas, por eso, la construcción de ese cuerpo teórico  empieza porno desprestigiar las definiciones ya que estas no sólo señalan el significado, sino que evita una mala interpretación, además de que también son considerados como contenedores de datos y son los que le ponen límite al estudio de lo político (Sartori, 2004)

     Los conceptos son los que orientan y delimitan el camino que tome una investigación, los métodos elegidos, las decisiones metodológicas y las técnicas para la recolección de la información se derivan de estos sistemas conceptuales, es decir, sirven de referencia a los investigadores para definir y abordar el problema abordado. (Bonilla, 1997). La formulación conceptual de la realidad social permite tener un punto de partida para el método cualitativo y cuantitativo porque para el cuantitativismo puede ser un punto de partida y para el cualitativismo puede ser el punto de llegada; en tal caso, los conceptos en el método cuantitativo se devienen en variables clasificatorias, identificables de manera influyente y susceptibles de medición que sigue un proceso (VER FIGURA 1). Antes de realizar una confrontación de empírica de la pregunta, se deben desarrollar un grupo de conjeturas.
Figura 1 Proceso de definición de variables de investigación. Gráfica elaborada por el autor. Fuente: Bonilla, Elsy (año). Más allá del dilema de los método

     Al desarrollar una investigación desde una perspectiva meramente cuantitativa se debe tener en cuenta que  la medición por más exacta que sea no provee una información completa y detallada de todas las cualidades de la realidad social o el fenómeno político que se está investigando; lo que si puede proveer los datos cuantitativos son aspectos como la validez y la confiabilidad.
     Al desarrollar una investigación teniendo como base un método cualitativo, como se dijo anteriormente, los conceptos no son el punto de partido, éste es el del método cuantitativo, sino que es el punto de llegada, puesto que aquí se enfatiza en el estudio del contexto para obtener mejores descripciones que permiten explicar de mejor manera aquella realidad subjetiva que subyace a la acción. (Bonilla, 1997).

     Si tomamos las afirmaciones de Sartori, él como defensor del método cuantitativo y comparativo, después de ver el rumbo que tomó la disciplina por el abuso del método que defendía como empírico, comparativo, altamente especializado y formalizado; propone que la ciencia política debe correlacionarse con otras áreas del conocimiento debido que por andas atrás de una herramienta metódica estricta dejó de lado la parte teórica, lo que originó una gran vació en el estudio de la política (Sartori, 2004). Sartori hace ver que un fortalecimiento de tipo metodológico en la ciencia política ayudaría a hacer un mejor uso y aprovechamiento de la lógica, a mejorar el lenguaje en las investigaciones sobre la política y a retomar el método proveniente de la filosofía que se había abandonado.
Por su parte, Cansino afirma que la ciencia política debe tener en cuenta a la filosofía política puesto que sucumbió ante ella en el momento en que la disciplina se empodera con rigor los métodos cuantitativos y lógico-deductivos, se alejó del pensamiento y la reflexión –Se llenó de datos, pero sin ideas, ni sustancias y atrapada en saberes inútiles, dándole la espalda a la experiencia política.
     Obtener una buena teoría depende de la recopilación de buenos datos que necesitan de una reflexión teórica para que pueda sostenerse a lo largo del tiempo, sin embargo, se debe dejar indicado qué es lo que se debe medir puesto que si no se hace perdería relevancia y no aportaría nada. (Cansino, 2007).

     La obtención del método cuantitativo se debe gracias a al desarrollo de la corriente positivista que sirve, como se dijo anteriormente, para explicar los fenómenos políticos en términos causales y de los cuales se desprenden otros métodos; al contrario, el método cualitativo surgió de la sombra del desarrollo positivista puesto que éste se había instaurado en todo el campo de la disciplina. Las corrientes no positivistas desarrollaron los diversos métodos cualitativos con el fin de comprender la realidad de los fenómenos políticos en términos de la captación de su significado.


      Como ya se había dicho anteriormente, el método cuantitativo tiene su origen el desarrollo del positivismo, se caracteriza por basarse en una observación sistemática de una parte de la realidad social, intenta inferir descripciones y explicaciones válidas más allá de lo observado, es un método incierto y provisional y es público y transmisible (Harto de Vera, 2006). Aquí la formulación de una hipótesis un punto central en la explicación y predicción de fenómenos, ya que pone en relación aquello que se quiere explicar con los factores que supuestamente provocan un efecto de causalidad que conllevan a un evento de multicausalidad, es decir, son la conexión de variables dependientes con las variables independientes. Con éste método se debe delimitar cada uno de los factores que intervienen en esa matriz de causalidad para conocer qué tanta responsabilidad tienen sobre ella y de éste modo poder dar una explicación rigurosa de los fenómenos.

El método cualitativo, busca diferir de la percepción positivista de una inexistencia de una realidad externa y solamente una social construida, por ello, su objetivo no es sólo dar predicciones sobre el comportamiento de los actores, sino capturar la singularidad de las experiencias humanas, en éste camino, la investigación cualitativa pretende seguir tres dimensiones: el significado, que se refiere a explorar las experiencias subjetivas de las personas los significados que éstas les da; el proceso, se refiere a comprender la lógica de la argumentación del actor, así como los pensamientos asociativos que provocaron tal conclusión; el contexto, que es situar las actitudes y conductas del actor en el contexto en el que se desenvuelve. Éste tipo de métodos han sido usados en la ciencia política en diferentes dimensiones, especialmente a un nivel micro político (grupos de presión, cuadros de partidos políticos, parlamentarios, candidatos, política local, política urbana e ideologías); a nivel macro político su uso ha sido escaso. (Harto de Vera, 2006).

Conclusiones
     Como una conclusión general se puede inferir que la ciencia política cuentan con muchas herramientas metodológicas de las cuales puede agarrar con el fin de profundizar más en el estudio de los fenómenos políticos y ya es decisión del investigador el elegir no sólo el de su preferencia sino que responda al interés del problema político puesto que la idea es no seguir generando un conocimiento vacío. En mi percepción, estoy convencido de que una complementariedad metodológica del cualitativismo y el cuantitativismo sería muy positiva ya que uno entra a comprender la realidad en términos de la captación del significado y el otro a explicar la causalidad de los factores, uno provee una sistematización de datos y el otro puede ofrecer mejores reflexiones teóricas. Trabajar los dos métodos por separado también es muy posible, sin embargo, esto no puede caer del todo en un hiperfactualismo de los datos y tampoco una reflexión de juicios valorativos. Por ello, el método que se elija debe ser usado de manera consciente y rigurosa con plena transparencia de los procedimientos y que con ayuda de la limpieza conceptual, el rigor definicional y la formulación de las hipótesis y las clasificaciones le permiten a la Ciencia Política lograr dicha cientificidad.
El politólogo como investigador social no puede desechar a la basura todos aquellos métodos originados desde diferentes corrientes de la ciencia política, pues si son usados de la manera correcta pueden dar mejores respuestas a los problemas de investigación que se esté planteando.

Referencias
Beyer, B. (1974). Una nueva estrategia para la enseñanza de las ciencias sociales. La naturaleza de la indagación. Buenos Aires: Editorial Paidós.
Bobbio, N. (1996). El filósofo y la política, Antología. México: Fondo de Cultura Económica. 55-71
Bonilla, E. (1997). Más allá del dilema de los métodos. Santafé de Bogotá: Grupo Editorial Norma.
Cansino, C. (2007). Adiós a la ciencia política. Crónica de una muerte anunciada. Temas y Debates. Volumen 14. 13-30.
Harto de Vera, F. (2006). Ciencia política y teoría política contemporánea: una relación problemática. Madrid: Trotta.
Mertz, Oscar (1984). Epistemología y la ciencia política. Revista de Ciencia Política. Volumen 6(2).
Sartori, G. (2004). Hacia dónde va la ciencia política. PS, Political Science and Politics. Volumen 37(4). 785-789

Bibliografía
Astorga, J., E. (2010). Los teóricos de la teoría política contemporánea. Revista Venezolana de Ciencia Política, volumen No. 38, 75-96.
Nohlen, D. (2013). Ciencia política comparada, el enfoque histórico-empírico. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.
Orozco, J., L. (1978). La pequeña ciencia: una crítica a la ciencia política norteamericana. México: FCE.
Sartori, G. (1986). La política, método, ciencia y filosofía. México: FCE.

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