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Uno de los postulados principales que hace Feyerabend es respecto al hecho de que todas las ideologías hay que verlas en perspectiva, es decir, no tomarlas demasiado en serio, que a pesar de que tiene cosas interesante para mostrar, igualmente puede contener mentiras, en ésta vista, tener una visión acrítica frente a éstas puede resultar letal.
A la ciencia se le debe la vanguardia en
la lucha contra el autoritarismo y la superstición, además de la libertad
intelectual y la liberación de la humanidad ante las formas antiguas y rígidas
de pensamiento, sin embargo, ante las discusiones más importantes, tales como
el derrocamiento de las instituciones y formas de creencia tradicionales, la
crítica a las ramificaciones de la ideología burguesa, entre otras, estuvo
intacta; pudo ser que se engañaron a sí mismos, interpretaron mal el papel de
la ciencia o son víctimas de una quimera. Para explicar ésta situación
Feyerabend indica que hay una explicación general y otra específica: en la
primera, dice que la liberación del hombre empieza rompiendo con ayuda de una
ideología las cadenas que fueron interpuestas por un sistema general de pensamiento
que de cierta manera provocaba una postura pasiva frente el conocimiento
(haciendo referencia a Beyer), ya que olvida el hecho de que el conocimiento es
cambiante y progresivo ya que en el mundo existirán más indagaciones que
realizar. En ese caso, cuestionar las creencias heredadas es hacer directamente
una suposición de que la verdad es tentativa que a través de una actitud
positiva de indagación permitiría que las ideologías que se vayan deteriorando
se vayan transformado o suplantando por otras nuevas.
El desempeño de la ciencia en la
educación es muy cerrada ya que se enseñan los “hechos” científicos a temprana
edad sin un interés por despertar las capacidades críticas para que el
estudiante indague y pueda ver las cosas en perspectiva y si lo ponemos en
palabras de Beyer, la persona se fije que se está inmerso en una realidad
social, conocimiento que se logra mediante una construcción del ser humano.
La crítica más fuerte que ha recibido la
ciencia es la que se refiere a la inhibición de la libertad de pensamiento, en
la que la persona se limite a tomar como verdad todo lo de que de ella se
arroje y no permita que las personas indaguen más allá de esos límites.
A pesar de que la ciencia es criticada,
ella plantea unos argumentos de defensa, tal como el método que se usa para
lograr resultados y la cantidad de esos resultados que pueden la excelencia del
método, sin embargo, aclara Feyerabend que es errónea concebir como verdadero
tal argumento, ya que la metodología está tan llena de vana sofistería que no
permite que los errores de la base se puedan percibir y cuando ésta pierda
contenido usará dos técnicas para mantenerse en contacto con la realidad:
burdez y superficialidad.
A diferencia de Beyer, el método que
destaca Feyerabend en la ciencia es el de la recabar hechos e inferir teorías
de ellos, sin embargo, es insatisfactorio ya que las teorías nunca se siguen de
los hechos ya aceptarlo como un “sí” rotundo, presupone un concepto de apoyo
además de que no permite hasta qué punto una teoría es apoyada por los hechos,
en pocas palabras, un concepto así no existe hoy y ni es posible que se
descubra jamás; por ello, es una visión de los convencionalistas en donde las
teorías son las que moldean y ordenan los hechos o como indica Mill, no es
posible justificar las teorías ni mostrar su excelencia sin referirse a otras
teorías, al igual de que las normas de juicio se eligen de manera absoluta
(nuestro refinamiento aumenta con cada elección que hacemos, y así también
nuestras normas), ya que el pensamiento humano puede contener unos ciertos
valores obtenidos al consentirse parte de una realidad de la cual va
adquiriendo conocimientos.
Feyerabend destaca que la mayoría de los
grandes avances científicos se deben principalmente a una intervención exterior
que de cierta manera logra prevalecer ante las más básicas e “irracionales”
reglas metodológicas, de las cuales la ciencia se ha apropiado; respecto a lo
anterior, el autor considera a la ciencia como una ideología más por lo tanto
se debe tratar como tal. Además, se insiste en que la ciencia no es un libro
cerrado que sólo se comprende con años de preparación, sino que es una
disciplina intelectual que pueda ser examinada y criticada por cualquiera que
se interese y que tenga una actitud de indagar más allá de unos resultados
científicos, que se atreva a explorar más allá de la frontera permitida
establecida por la ofuscación emprendida por muchos científicos.
A diferencia de los
presocráticos, que además de querer comprender el mundo, también trataron de comprender,
y así de dominar, los medios de comprender el mundo; por ello, en vez de
quedarse con un solo mito, crearon muchos y así redujeron el poder de un relato
bien contado pero de cierta forma vacía; el método de educación actual se basa
principalmente en la enseñanza de un solo mito básico (el hombre es el amo de
la naturaleza y la sociedad), sin embargo no es amo del mito que guía su
entendimiento, por tal motivo la pretensión más clara es el de aumentar la
oportunidad de que sea comprendido, creído y aceptado, es decir, no hay espacio
para cuestionar. Por lo anterior, se hace de gran importancia el fortalecer la
mente de los jóvenes, ya que significa fortalecerlos contra toda fácil
aceptación de ideas comprehensivas, por lo tanto se necesita una educación que
haga a la gente contraria y contra sugestiva y se logra al proteger la
imaginación de los niños y al alimentar al máximo el espíritu de contradicción.

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