El regreso del mal
POR : Miguel Àngel Martìnez
https://www.facebook.com/miguelangelmartinezparra1992/
Estudiante de Ciencia Política
UNIVERSIDAD DEL CAUCA
Antes de que la maldad pasara, el planeta Índigo era el más próspero de todos, los colores celestiales que lo formaban estaban fortalecidos y todo era un remanso, pero en un instante llegó a infierno, el antiguo poseedor del color negro regresó de su destierro. En la creación del también llamado planeta Azul, Rharort el poderoso poseedor del negro aniquilador deseaba sombras y perpetuo silencio y para su disgusto los demás tenedores de los colores divinos: Shanier, la reina del azul inmortal; Vernierth, el rey del rojo del apego; Phrixern, el señor del verde perpetuo; Cashiz, la soberana del naranja regenerador; Ilisha, la emperatriz de amarillo luminiscente; Althrur, el príncipe de del añil transformador y Osphernis, la señora del violeta fructifico; se negaron al deseo de aquel celeste señor y en un acuerdo decidieron que lo mejor era confinarlo al ojo negro donde sus ansias se ahogaran. Un milenio pasó desde aquella situación y usando a los exiliados ancestrales logró formar la llave del ojo negro y resurgió con un ejército de Dhémonis que empezó a reclutar desde el instante de la imputación de la pena.
Un aturdidor pálpito de los siete soberanos les anunció que el mal había regresado del exilio con más furia y poder que nunca, Shanier había visto en su ojo de cristal la inmensidad de la venganza del aquel exiliado, no podían derrotarlo solos ni juntos, tenían una única solución: recolectar un poco los colores en un cuerpo para usarlo como semilla y así fue.Ya en la pelea, hicieron una fuerte unión de los siete colores para formar el iris de la vida, pero en vez de atacar a Rharort formaron el espectro ancestral por donde pasara el elemento a un paralelo lugar apto para el nuevo desarrollo de lo ya existente; en el santiamén en que se terminaba la travesía, el negro se acercaba hacia los señores y señoras. Luego de una feroz guerra y la muerte de los dioses, el planeta Índigo dejó de existir y Rharort se auto proclamó el dios de las tinieblas, pero para serlo eternamente debía de absorber totalmente la cantidad de colores atávicos, por lo tanto debía de algún modo abrir el iris ancestral.
El universo semejante se hallaba en oscuridad, el cuerpo celeste empezó a cumplir su función, desde su interior un fuerte destello cósmico salió expulsado formando un sistema completo donde cada color celeste moldeaba la vida de acuerdo a su anterior origen. Aunque muchos planetas fueron creados, los seres vivos e inertes suscitaron en un sólo lugar: el planeta Therra. Pasaron unos miles de millones de años para finalizar el proceso y para que esto fuera estable faltaba un poderoso señor que manipulara y mantuviera el control de los siete colores, entonces un poco de cada uno de ellos se concentro en un pequeño agujero protegido por una sustancia: el agua ,producida por el azul celestial y durante dos milenios en este se empezó a moldear una excepcional criatura: una niña con unos labios tan rojos que ni se comparaba con el color de las rosas, un rubio cabello tan rizado que parecía el resplandor del sol, unas diminutas pecas alrededor de sus pómulos y unos ojos que contenía todos los colores del arcoíris, los cuales penetraban hasta lo más recóndito del alma. Como receptora de del secreto de la vida se le nombró y tatuó en el fondo de su esencia el nombre de Iris. Cuando a Iris se terminó de crear la sociedad estaba tan desarrollada como se es posible, anduvo como una persona normal sin destino, excluida, y sabía que existía sólo por se veía así misma, pero en sus nebulosos recuerdos no había nada que pudieran dar respuestas. Intentó llevar una vida común, lo que no sabía era que su destino estaba dibujado diferente al de los demás. Sus anteriores supusieron que con su gran sacrificio detuvieron los alcances de Rharort, no fue así precisamente, probando todo el tiempo con muchas herramientas sagradas o no, él logró abrir el ojo por donde huyeron los colores celestiales.
En uno de esos días tan comunes de la ahora llamada Sellenha pasó algo extraño, sus dones provenientes de sus componentes estructurales surgieron con gran extrañeza y perturbación y sin tiempo de reacción del cielo salió un mensaje óptico que se activaba al abrirse el portal, en el cual se vislumbraba la presencia de sus siete ancestros dándole una explicación tan compleja sobre la verdad de su origen, lo ocurrido en Índigo y la misión de vencer al negro; ella no dudó de su veracidad, ya que ocurrieron algunas experiencias anteriormente y con todo ese conocimiento ya adquirido emprendió el largo camino de manipular sus dotes para la espera de Rharort.
Como se presumía, llegó Rharort con todos los Dhémonis al planeta y como si fuese la ascensión del infierno propio pero en negro, con gran fuerza iba devorando este remanso de la vida; la valiente Iris supo que era el momento exacto para aceptar su destino, proteger su hogar. Rharort ignoraba la existencia de Iris y cuando la vio llegar tan heroicamente seguida del arco iris de la vida la fijó como su objetivo y si lograba derrotarla no habría nada capaz de obstaculizarlo. En un alto círculo de batalla en el cielo azul, cercado por criaturas demoniacas se ubicaron Iris y Rharort para iniciar la lucha y entre frases malévolas, palabras osadas, rayos, relámpagos y una combinación fascinante de los colores e incluso del negro en forma de espiral, ellos se enfrentaron. Debido al tiempo, Iris no estaba muy preparada como para vencer al maligno y tras un sorprendente golpe en contra salió arrojada a la superficie dejándola muy herida y suponiéndola como derrotada el dios de las tinieblas siguió con sus hombres en su conquista. Iris no tenía posibilidades de ganar, pero en su alma se hallaba la respuesta, ella intentaba escucharla hasta que lo consiguió y como en un paralelismo universal o una alucinación fue transportada por un arcoíris al lugar donde descansaban los siete antiguos dioses; ellos le mostraron el llamado Lapsoiris, un viejo don que poseían los colores siendo manipulados por un ser único poseedor de ellos capaz de evocarlo dando una gran ofrenda: su vida. Volviendo en si, meditó profundamente y en una súplica impotente pidió a los colores celestes lograr realizar el Lapsoiris y al escucharla Rharort supo que esto lo derrotaría y lo mataría y antes de detenerla, en una elevación iluminativa Iris llego al espectro de su universo y en una explosión cósmica no destructible los colores se propagaron en todo el espacio arrasando con el negro, a Rharort y a su hueste; la luz divina y la vida entera retornó a su lugar.
Respecto a la muerte de Iris la protectora no fue del todo cierto, rastros de ella aún siguen en el planeta Therra protegiéndola de la oscuridad y cada vez que el negro intenta retomar fuerza el poder de ella se activa formando un arco de iris protector de maravillosos colores que nace del lugar donde ella fue formada hacia el cielo regresando de nuevo a la calma a este oasis terrenal.




